El 4 de julio se estableció como el Día del Libro Digital o ‘e-book’, una efeméride propuesta por la empresa Overdrive para fomentar la lectura y la difusión de contenidos digitales bajo la autorización de sus autores.
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La digitalización de los libros ha revolucionado radicalmente la forma en que accedemos y consumimos literatura desde el inicio del Proyecto Gutenberg en 1971. Desde entonces, los libros electrónicos han evolucionado considerablemente, con hitos como el primer ‘e-book’ comercial en 1981 y la popularización de novelas digitales como ‘Riding the Bullet’ de Stephen King en 2001.
La introducción de la tinta electrónica ha mejorado significativamente la experiencia de lectura digital, popularizándola especialmente entre la juventud, y ha generado un debate entre quienes prefieren un libro físico o uno electrónico.
Digitalización de los libros
La digitalización de los libros comenzó en 1971 con el Proyecto Gutemberg del escritor y filántropo estadounidense Michael Hart. Este proyecto buscaba crear una biblioteca digital gratuita, con obras de autores clásicos como Dante y Shakespeare, según Xataka.
Un libro digital es cualquier texto almacenado en formato digital y requiere programas lectores que pueden estar en computadoras, celulares o lectores de tinta electrónica.
Primeros lectores portátiles
En 1981, se lanzó al mercado el primer libro electrónico: el ‘Random House’s Electronic Dictionar’. Sin embargo, los primeros lectores portátiles con pantalla retroiluminada no aparecieron hasta años después. En 1996, surgió el lector Rocket, con pantalla en blanco y negro y 16 MB de memoria interna, a un precio inferior a los 250 dólares.
En 1999, salió el Softbook, con precios entre 300 y 600 dólares y una suscripción mensual de 20 dólares para contenido descargable vía telefónica.
También ese año, se lanzaron el Librius Millenium y el EveryBook, este último con una doble pantalla a color y precio cercano a los 2 000 dólares.
Popularización del libro electrónico
En 2001, siguiendo con Xataka, la novela ‘Riding the Bullet’ de Stephen King marcó un hito en la historia del libro digital tras vender medio millón de ejemplares en dos días a 2,5 dólares cada uno. Este éxito demostró a editoriales y creadores de contenido el potencial del formato digital, lo que llevó a la incorporación de versiones electrónicas de muchos títulos.
Las marcas de móviles y agendas electrónicas empezaron a incluir programas para leer textos digitalizados, aunque la industria avanzó lento por las limitaciones tecnológicas de la época.
Revolución de la tinta electrónica
La auténtica revolución en el futuro de los libros llegó con la introducción de la tinta electrónica, que mejoró significativamente la experiencia de lectura digital, haciéndola más similar a la de un libro impreso.
Libros de papel vs. Libros digitales
En el debate sobre el impacto ambiental de los libros, los formatos de papel y digital presentan consideraciones únicas. Foto: Freepik.En el debate sobre libros de papel versus libros digitales en cuanto a su impacto ambiental, ambos formatos presentan consideraciones únicas.
Los libros de papel, de acuerdo con Ecoembes, aunque pueden provenir de fuentes sostenibles y ser reciclados, generan menos gases de efecto invernadero por unidad en comparación con los libros digitales.
Sin embargo, la producción de libros electrónicos implica una significativa extracción de minerales y un consumo energético elevado, especialmente en la fabricación de dispositivos y servidores necesarios para su funcionamiento.
A pesar de que los ‘e-books’ se consideran más ecológicos con un hábito de lectura frecuente, alrededor de 20 libros al año, su corta vida útil y la generación de basura tecnológica plantean desafíos ambientales.
En contraste, los libros de papel, bien conservados, pueden durar décadas y contribuir menos a la acumulación de desechos electrónicos.
¿Qué opina un escritor al respecto?
Para Miguel Molina, reconocido escritor ecuatoriano y director de la Escuela de Derecho de la UIDE, los libros digitales han ganado terreno sorprendentemente, incluso han desafiado la nostalgia por los libros de papel. “Los libros electrónicos han demostrado su capacidad de lidiar con el grave problema del espacio físico. Por otro lado, acompañan a quienes viajan por el mundo sin significar mayor peso”, afirma Molina, subrayando su creciente popularidad entre los jóvenes lectores.
Aunque Molina reconoce la evolución hacia lo digital, también enfatiza el valor único de los libros de papel como objetos significativos. “El libro de papel, por su parte, se empieza a considerar un objeto valioso en sí mismo, no sólo un artefacto que contiene información”, comenta, destacando su irremplazable intimidad como regalo.
Esta dualidad entre lo digital y lo tradicional define un panorama literario donde ambos medios coexisten, adaptándose a las preferencias y necesidades de los lectores contemporáneos.