Intangibilidad
Con respecto a la polémica surgida por el uso de una parte del Himno Nacional del Ecuador, por parte de una señora nacida en Cuba y asimilada en Ecuador, me permito hacer el siguiente comentario, completamente alejado de la xenofobia, pero sà ajustado a la realidad:
Según el diccionario, intangible significa: Que no debe o no puede tocarse.
Con esto, que si fuera de dominio común (extraño que no se conozca este significado con la educación recibida hasta los trece años en un PaÃs donde, supuestamente, se forma al nuevo ser humano), bastarÃa para que, legalmente, no se pueda hacer uso, sacando de contexto a la letra del himno Nacional.
Esto también sirve para algunos ecuatorianos, que obviamente ni siquiera saben que, en 1948, la letra del Himno Nacional fue declarada, por el Congreso de ese entonces, Intangible. Que yo sepa, esto no ha sido cambiado.
En nuestro PaÃs, hay temas que deberÃan ser parte de una educación básica, la cual también se la deberÃa impartir a los extranjeros que adopten nuestra nacionalidad.
La señora Alondra Santiago puede aludir que no lo sabÃa, pero el desconocimiento de la Ley no exime la responsabilidad. Sin embargo, eso no es lo más grave, para mÃ, lo grave es el apoyo que se le ha dado de parte de ecuatorianos que, siendo abogados, y en el caso del señor Mauro Andino, que se jacta de educación de cuarto nivel, que desconozcan cosas tan elementales, que al menos en mi tiempo sà eran enfatizadas en la educación básica.
Es cuestión de que, para todos los ecuatorianos, y, especialmente para los que estudian leyes, las universidades deberÃan incluir aspectos tan elementales como este, para que, en arranques de afinidades ideológicas, no salgan a decir barbaridades.
Espero que esto zanje una discusión que ha servido, lamentablemente, para que se le dé palestra a una señora que se especializa en agresividades primitivas, y que, como se ve, desconoce hechos básicos de la patria que la acogió, con buenas intenciones, y, con los brazos abiertos.
No hay espacios para los fanatismos ni para los dogmatismos en las patrias que acogen extranjeros, se respeta su identidad, pero ellos deben respetar las leyes, y, las ideas ajenas en donde se los acoge.
No se trata, bajo ningún concepto, por mucho que la ley nos reconozca como ciudadanos iguales, que se estigmatice a una parte de la población, solamente porque se tengan ideas diferentes. Y peor es cuando esa estigmatización proviene de extranjeros acogidos con buena voluntad. Es cuestión de una educación elemental. El respeto entre unos y otros se da por la educación laica, que impera aquà y en Cuba, y, las democracias funcionan, cuando se respeta la opinión ajena.
José M. Jalil Haas